Con Andrea nos pasó eso: cuando en la visita 133 acabamos dibujándola a ella, oportunísima suplente, queríamos más. ¿No querías té? Pues toma, dos tazas: Andrea y su hermana gemela Belén (univitelina, por si fuera poco), nos invitan a su casa, con el doble de risas, el doble de afabilidad, el doble de inspiración que la otra vez. Puede que se empeñen en encontrar diferencias entre ellas. Puede que no lleven el pelo igual, ni lleven la misma ropa. Puede incluso que Heráclito las considerara opuestas. Pero nosotros, de verdad, estamos encantados por igual con nuestras dos modelos, y no sabríamos con cuál quedarnos. De una cosa sí estamos seguros: ¡dos, mejor que una!
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