Pero, después de un breve viaje a la infancia, de la mano de su oso de peluche, esa energía implacable que hace y deshace por la habitaciones, nos roba a nuestra modelo inesperadamente. ¡Es tan intensa la vida social que brinda Madrid a los estudiantes, que con frecuencia los planes se solapan!
Lo bueno de los pisos de estudiantes es, precisamente, eso: que siempre hay lugar para la improvisación. Y en seguida surge una suplente para completar nuestra velada de dibujo; Andrea, risueña y afable, y tan inspiradora, que nos quedamos con ganas de dedicarle más hojas de nuestros cuadernos.
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