Aída es, para qué negarlo, paradigma de modelo. No sólo por ejercer profesionalmente como tal, sino también porque posee una elegancia natural y una belleza de rasgos que convierte el ejercicio del dibujo en reto por hacerle justicia.
Sin embargo la elegancia felina de sus gatos nos conquista, si cabe, más.
En seguida nos sentimos como en casa en una de los hogares más originales en las que hemos estado, un semi sótano diáfano de inspiración industrial y múltiples niveles. Dibujamos en escaleras de mano, desde pisos inferiores, asomados a una hamaca, o a una bañera... La multiplicidad de puntos de vista añade complejidad técnica a la sesión de hoy.
¿Habremos estado a la altura?
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